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jueves, 6 de febrero de 2014

DEMOCRATICIDIO CORRUPTIVO



DEMOCRATICIDIO CORRUPTIVO

La Unión Europea acaba de regalarnos un impagable retrato de nuestra particular interpretación de la Democracia, gracias a un pormenorizado informe sobre el alcance y las consecuencias de las prácticas corruptas en nuestro País.
La Prensa, ese cuarto poder fagocitado por los otros tres, ha pasado casi de puntillas sobre el trascendental asunto, que al parecer, y a la vista de la intención de voto de los ciudadanos en las próximas elecciones europeas, no termina de calar en las molleras patrias.  Del resto de poderes, a los que sumo las organizaciones políticas y sindicales, para que hablar.  Es evidente que los que generadores de la corrupción nunca van a tomar medidas al respecto, salvo las necesarias para ocultarla a la opinión pública.  Antes, he señalado nuestra particular forma de entender la Democracia, como dato fundamental para intentar comprender la situación actual, compuesta por una peligrosísima auto-desintegración de las principales instituciones del Estado, que van ganando a pulso su perdida de credibilidad.
Es evidente, que el pueblo español, es un auténtico desconocedor de lo que significa la palabra Democracia.   Nuestra ausencia de cultura en este aspecto no es casual, del mismo modo que no es casual, que hayamos necesitado la vergonzante medida temporal de más de cinco siglos de existencia como nación, para disfrutar del estatus de país democrático.   Sin duda hemos sido víctimas, en primera instancia, de un sistema oligárquico que ha bloqueado cualquier intento por instaurar el libre albedrío, la libertad de acción y pensamiento, y la justicia social e igualdad para sus ciudadanos.   Todo ello a través de una inducción formativa, cultural y educativa, siempre ajena a inculcar los verdaderos principios democráticos.   Alguien también podrá culpabilizar a los propios ciudadanos, por no rebelarse ante esta situación, y que salvo por casi siempre brutales y sangrientos episodios, ha fracasado siempre precisamente por esa falta de principios democráticos de los que adolece, y que ha reducido sus acciones a siniestra y pueril venganza.   Un circulo maléfico que nos recuerda a la disquisición sobre el huevo y la gallina.    Para mi el cambio sustancial que ha condicionado nuestra Nación fue sin duda el descubrimiento del Nuevo Mundo.  Un hecho fundamental que marca un antes y un después en nuestra evolución como Estado.  La lotería del destino, quiso que de un día para otro nos hiciésemos inmensamente ricos.   La evolución de las nuevas circunstancias se desarrolló a través de un comportamiento inherente a nuestro nuevo estatus.  Y es que no hay nada peor que un “nuevo” rico.  Se despertó la codicia hasta niveles insospechados, y una vez más, el becerro de oro pasó a desempeñar un papel principal en todas nuestras acciones, despertando los instintos más mezquinos de la condición humana.  Puede parecer contradictorio que un  acontecimiento tan superlativo y decisivo para la conformación actuad le nuestro planeta, con incuestionables aspectos positivos, mantenga a la vez elementos tan negativos, pero el doblón de oro tiene dos caras, y venimos padeciendo también su cruz hasta nuestros días.   Como siempre sucede en estos casos, acabamos arruinados, sin honra, y sin barcos.  Nuestra lógica integración en la Unión Europea supuso un hito fundamental en la evolución de nuestra imberbe democracia.  De nuevo, y a través de los fondos Feder, el caudal del dinero volvió a regar el sistema venoso de nuestro sistema, despertando una vez más nuestros más bajos instintos.  Pero hete aquí, que el marco de actuación del Poder, incluso con todas sus imperfecciones, era sobre el papel, bien distinto al de tiempos pretéritos, sometidos a Reyes impotentes, gobernantes ineptos y validos corruptos, impuestos en su posición por cualquier circunstancia, exceptuando siempre, la de los principios de la democracia.  Esta vez, el pueblo habría de beneficiarse necesariamente de nuestro nuevo golpe de fortuna.  Es hora de hacer balance, y el resultado vuelve a ser tan desesperanzador como antaño.   En una desvergonzada y mezquina maniobra, mucho más indecente si cabe por usar el disfraz de los principios democráticos, El Poder ha conseguido retorcer el sistema hasta desvirtuarlo por completo.   Nuestra revolución democrática, social y cultural, ha quedado reducida a escombros de grandes, improductivas  e inútiles infraestructuras físicas e institucionales, proporcionalmente dimensionadas al volumen de los desfalcos a nuestras arcas.  Una vez más volvemos a sentar principios, en esta ocasión el de trasgredir los valores del sistema político más justo que ha desarrollado el hombre hasta el momento, en un alarde de hipocresía que recuerda a nuestra interpretación personal y selectiva de los dogmas religiosos, que ha permitido adaptarlo a los intereses exclusivos del poder, en lugar de conseguir que el poder se adapte a sus fundamentos.  En definitiva, hemos acabado inventado la “Corruptocracia”.  Nuestra genuina interpretación personal al gobierno del pueblo, con partidos políticos financiados por el viento, designación y elección de candidatos por azar, impunidad judicial por circunstancias, opacidad administrativa y contable por avatar, y plebiscitos por nunca llegar.  
Una inmensa e impagable aportación patria al compendio de la ciencia política.
Y es que cuando me pregunto que fue primero, el huevo o la gallina, siempre me respondo:  Antes que eso fueron el pollo y la polla, y es que eso es lo que somos nosotros, la polla…

ALAZOR
6-2-2014  

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