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domingo, 16 de febrero de 2014

JUSTICIA ABISAL EN LAS MARIANAS


JUSTICIA ABISAL EN LAS MARIANAS

“No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia.”              
Montesquieu

Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, …. 
Disculpen que inicie estas letras con una sonora carcajada, pero es que acabo de informarme acerca del “agrio” debate de nuestra hemicíclica mafia con respecto al hilarante asunto de la Justicia Universal.  Sí, los mismos haraganes que acaban de tumbar en comandita una iniciativa parlamentaria para obligarles a fichar en su puesto de trabajo, se han dedicado a perder su impagable tiempo en disquisiciones, a favor y en contra, de la conveniencia de reducir el ámbito de actuación de nuestra genuina administración de justicia a todo el Planeta.  Uno no puede dejar de preguntarse, si es que asisten dopados a las sesiones, o simplemente nacieron defectuosos de fábrica, y su vocación frustrada es la de cómicos de variedades en un antro portuario. 
En nuestro País, para empezar, adolecemos de un sistema judicial rápido y efectivo, y por consiguiente incapacitado para ser justo.  Esto no es ningún descubrimiento, sino más bien una evidencia perpetuada en nuestro periodo pseudo-democrático, que a la vez sirve de mantra electoral a todos los gobiernos, proponiendo sistemáticamente una modernización, que como la enseñanza de idiomas a los niños, nunca llega.  Bien al contrario, una vez llegados al poder, todos emprenden reformas ajenas a las leyes procesales y de enjuiciamiento, para centrarse en la creación de mecanismos que permitan controlar al tercer poder, por cierto, con bastante éxito.
Es por ello asombroso que atisbando el escenario de nuestro teatro judicial, repleto de causas bloqueadas en el tiempo, prescripciones por negligencia, errores inauditos, y para colmo, malolientes concesiones de indultos, que nuestra cuchipanda de políticos se enzarcen en disquisiciones bizantinas, sobre su competencia en la aplicación del controvertido concepto de justicia universal.  No sería mucho pedir, si viviésemos en una democracia real, que tomasen las medidas oportunas en nuestro propio País, para otorgar a los órganos de justicia la indispensable independencia en su conformación y decisión, sin afección ni presión del poder político de turno.  Mientras esto no sea así, hasta el bedel del tribunal Penal Internacional de la Haya, se seguirá mofando de nuestras ocurrentes quijotadas políticas. 
Por el momento, y dada nuestra casta de sectarios politicastros, nuestra justicia seguirá buceando en las abisales fosas de perpetua oscuridad, donde reina el silencio de los callados, y la amenaza de ser engullido por el más fuerte es constante e indiscriminada.
Afortunadamente para ellos, por el momento no se vislumbra ningún factor para soñar con que en nuestro País disfrutemos de una Justicia imparcial y verdaderamente justa para todos, de no ser así, la mayoría de estos aprendices de Maquiavelo ya estarían juzgados, entre otras causas, por el imperdonable y universal delito, de asesinar y arrojar a una profunda sima abisal el cadáver de Montesquieu.

ALAZOR
15-2-2014

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